REPETIR Y EXPLICAR EL SIGNIFICADO DE: SALMOS 23 Y SALMOS 46
Explicación
SALMO 23: El Salmo 23, probablemente, es el salmo más amado y conocido de todos, universalmente se le conoce como el Salmo del Pastor. Es el deleite de la niñez y el consuelo de la vejez. Se le ha llamado "La Perla de los Salmos", "El Ruiseñor de los Salmos", "El Canto del Pastor acerca de su Pastor", etc. Sin lugar a dudas, se han escritos más libros y artículos sobre este salmo, y ha servido de inspiración a más poemas e himnos, que ningún otro salmo. Contiene un mensaje para todos los tiempos.
Pero este Salmos es algo más que simplemente el Salmo del Pastor. No sólo pinta el cuadro de un pastor tierno y amante, que guía a su rebaño a yacer en "lugares de delicados pastos" y a refrescarse “junto a aguas de reposo”, y que lo protege de los peligros del desierto, sino que también pinta a un Anfitrión bondadoso que provee una superabundancia de alimentos y cuidado solícito para sus huéspedes. El salmo termina con una expresión de absoluta confianza en que Jehová guiará a sus hijos con amor todos los días de sus vidas y que estarán con Él, como sus huéspedes, hasta el fin de sus días.
El poema puede dividirse en tres estrofas. Las dos primeras estrofas (los versículos 1 al 3 y el versículo 4) presentan las ideas de amor, cuidado y protección. La tercera estrofa (versículos 5 y 6) presenta la idea de un anfitrión que provee hospitalidad a sus huéspedes.
El Salmo 23 no inspira ningún tipo de nacionalismo. Su apelación es universal. Las experiencias de David como pastor en las escabrosas colinas de Judea y luego como anfitrión real de la opulenta corte oriental de la ciudad capital, lo capacitaron ampliamente para escribir una de las líricas sagradas más dulces.
SALMO 46: Ha sido designado como el Salmo de Lutero porque, este gran reformista, quien estaba acostumbrado a cantar en los tiempos de prueba, lo parafraseó en su himno, “Castillo Fuerte es nuestro Dios”, nº 255 de nuestro Himnario Adventista. El salmo es un himno glorioso en el tema que, en medio de las guerras entre naciones, los hijos de Dios están a salvo. Para expresar este tema, tan pertinente también para los últimos días, el salmista escogió una forma regular inusual de verso para poesía Hebrea. Tres estrofas prácticamente iguales en su largo, con refrán y Selah en un lugar apropiado, presenta figuras envolviendo contrastes sorprendentes: rugir de aguas y montañas rocosas, y un río tranquilo; las naciones en tumulto, y la tierra que se derrite a la voz del Señor; la desolación de la guerra, y Dios decide calladamente por las naciones. Después de una notable victoria en los días de Josafat, los israelitas cantaban este himno. Los salmos 46, 47 y 48 están bien relacionados en pensamiento y probablemente comparten la misma historia de fondo.
Se dice que Oliver Cromwell pedía a la gente que cantaran este himno, diciendo: “Hay un salmo extraordinario para un Cristiano. Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Si el Papa o el diablo está contra nosotros, todavía en el nombre del Señor podemos destruirlos. El Señor de los Ejércitos está con nosotros, El Dios de Jacob es nuestro refugio.” El salmo 46 fue cantado en París por los revolucionistas en 1847; en India, por la gran opresión británica en la Rebelión de los Cipayos. Éste puede ser el himno de los hijos de Dios mientras los peligros de los últimos días aumentan.
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